Eyvi ya no está y su asesino debe ser castigado duramente, pero en su nombre, en su memoria y en la de las demás que ya no están, y en el de las demás que en estos momentos sufren a un machista violento física o psicológicamente y no se atreven a denunciar y desligarse, sepan que hay un mar de mujeres listas para acompañarlas. 

Usen todos los mecanismos que se están generando para ayudarnos, y acompáñennos a seguir consiguiendo justicia y equidad. Que este mundo se nos cae si no somos nosotras quienes generemos el cambio. Abrazo de corazón a la familia de Eyvi, no están solos. Las abrazo a todas. No estamos solas.